Por más de 25 años brilló en el movimiento espirita venezolano e internacional
el nombre de Ricardo Bartolomé, reconocido y admirado como uno de los más
conspicuos representantes.
Nació en Yaritagua, población del centro-occidente
venezolano, perteneciente al estado Yaracuy, el 24 de junio de
1895. Su padre, Ricardo Bartolomé, fue un emigrante español, oriundo de la
provincia de Burgos, y su madre, Leocricia Villegas, hija de españoles.
Cursó estudios secundarios en el Colegio Federal de Yaritagua, y por
motivos de enfermedad no pudo proseguir con los estudios universitarios.
Desde su juventud mostró una clara tendencia hacia el mundo de las letras, y
escribió hermosas páginas en prosa y en verso. En 1 920 se traslada a vivir
en México, y se establece durante ocho años en Tuxpán, población turística
situada a orillas del Golfo de México. Allí entabla relación con
intelectuales y personas amantes de la más diversas expresiones culturales y
sociales. Uno de ellos, el venezolano José Landaeta, exiliado de la
dictadura de Juan Vicente Gómez, es quien le pone en contacto con las ideas
espiritistas, y le facilita obras de Allan Kardec y León Denis, que de
inmediato le cautivan y que van a marcar definitivamente el rumbo de su
vida.
Regresa a Venezuela en 1 928 y se residencia en Barquisimeto, la capital del
Estado Lara, distante apenas 30 Km., de su natal Yaritagua. En esta
importante ciudad donde Bartolomé alcanzará renombre por su apasionado esfuerzo
a favor de la divulgación de la doctrina espiritista, y alcanza reconocimiento
y admiración por sus dotes de hombre culto, estudioso, de hondas raíces
éticas; conferencista de verbo convincente, polemista de fuste, brillante
escritor y pensador de altos vuelos.
En 1931, Bartolomé, acompañado de un grupo de estudiosos del Espiritismo,
funda el Centro León Denis, y al poco tiempo, comienza
la publicación de la revista Evolución, su órgano oficial.
La tarea cumplida por ese Centro de estudios y por la revista, fue realmente
inmensa, y le dio a la idea espírita un impulso extraordinario, cuyos efectos
benéficos aun se registran en esa región. Mediante conferencias públicas,
estudios mediúmnicos, distribución de libros espíritas de las diversas
editoriales de habla hispana, y la circulación masiva de Evolución, las
ideas espiritistas alcanzaron un punto muy alto y atrajeron la atención de
personas representativas de las más diversas ideologías.
Por vía mediúmnica, con el concurso del sensitivo Jesús María Arroyo (Abel Daniló) se
recibieron en el Centro León Denis mensajes de alta factura, que dieron
origen a varios libros: El Telescopio de Heliósophos, La Atlántida,
La vida de Hermes Trismegisto dictada por él mismo, La
Exteriopsiquis. Entidades espirituales que allí se manifestaban
propusieron sustituir el nombre Espiritismo por el de Heliosophía, en
vista del abuso en que suelen incurrir los más pintorescos practicantes de
cultos supersticiosos al presentarse como "espiritistas"
provocando así cierto rechazo social a la doctrina Kardeciana. Bartolomé
viajó a Barcelona, España, para asistir al Congreso Internacional Espiritista
que allí se celebró en octubre de 1934, para proponer esa modificación, la
cual no tuvo acogida en la mayoría de los delegados.
Como era de esperarse, el clero católico reaccionó molesto ante el interés y
simpatía que suscitaba la filosofía espírita, y comenzaron las campañas
agresivas y difamatorias. En 1932, se encarga de la Diócesis de
Barquisimeto, el obispo Enrique María Dubuc, y en abril de
ese año, el ilustre prelado invita a la feligresía a una conferencia
pública titulada: "El Espiritismo ante la ciencia", en
la cual enfrentará los conceptos espiritistas. Bartolomé y varios de sus
compañeros acuden a escuchar al orador sagrado, y pocos días después, aparece
en Evolución, calzado con la firma de "Adán Isola",
seudónimo que solía emplear Bartolomé, una brillante réplica que dejará muy
en alto los principios del Espiritismo frente a los dogmas católicos.
Será esa la primera de una serie de controversias públicas entre ellos. En 1
933, debido a otra respuesta de Bartolomé a Dubuc, publicada en Evolución, bajo
el título de "¿ Quiénes son los lobos?" en
alusión a una conferencia del obispo en la cual había llamado "lobos"
a los espiritistas, es llevado a prisión el digno defensor de la causa espírita,
por órdenes de Eustoquio Gómez, hermano del dictador y, a la sazón,
presidente del Estado Lara. Varias detenciones sufrió Bartolomé por su actividad
espírita y también por sus convicciones sociales progresistas y su amor a la
libertad.
Pero la ley del progreso espiritual es indetenible, y los sólidos argumentos
del Espiritismo, llevaron a un hombre inteligente, abierto y bondadoso como
lo fue Monseñor Enrique María Dubuc a estudiar en profundidad las obras
espíritas y a participar en sesiones mediúmnicas con el propósito de
verificar por si mismo el proceso de comunicación de los espíritus, y
finalmente, a declarar su aceptación de las tesis y explicaciones
espiritistas. Y, en un gesto muy valiente, el obispo Dubuc publica un artículo
en el diario "El Nacional de Caracas, el día 31 de
octubre de 1961, titulado: "¿Que es el
Espiritismo'" en el cual revela sus convicciones. Ese sea
posiblemente, el momento estelar del Espiritismo en Venezuela, y se debe, en
gran medida a la pluma y el verbo convincentes de Ricardo Bartolomé, quien,
infelizmente no pudo disfrutar, encarnado, ese triunfo, pues había fallecido
cuatro años antes, el 4 de abril de 1957.