El nombre de AMALIA
DOMINGO SOLER tiene la significación de una bandera para el Espiritismo en todo
el mundo, por haberlo enaltecido y difundido con admirable profundidad y
belleza. La modesta hija de Sevilla, de una vida dolorosa que pusiera a prueba
el temple de su alma, devolvió con creces esa luz que el
Espiritismo encendiera en su cerebro y en su
corazón, y venciendo las dificultades materiales que halló en su existencia,
batalló denodada y noblemente por la causa que significó todo para su espíritu.
En estas páginas de sus Memorias, la cantora del
Espiritismo da a conocer rasgos sobresalientes de su vida atribulada y heroica.
Atendiendo a la insistencia de quienes le
conocían y admiraban, y como si hubiese hecho un alto en el camino de su diario
batallar, cuenta sus primeras luchas entre la pobreza y la amenaza de la
ceguera, los trabajos humildes para subsistir con dignidad, la búsqueda afanosa
de Dios y el sentido de la existencia que las religiones no lograban
satisfacer, su descubrimiento de la Doctrina Espírita, sus polémicas
encendidas, hasta su labor como organizadora y escritora.
La primera parte cubre su vida entre 1835 - año
de su nacimiento en Sevilla- y 1891, dejando, una laguna de 18 años en la
relación completa de su existencia, habiendo acontecido su desencarnación en
1909 en Barcelona. Curiosa y felizmente, la segunda parte del libro, recoge lo
que AMALIA dictó en 1912 por la vía mediúmnica, para completar aquel período
faltante, entregando de este modo, un testimonio adicional en favor de la
continuidad del espíritu más allá de la sepultura.
El lector quedará cautivado al tomar
conocimiento de la vida de esta tierna y valiente mujer, que supo elevarse
desde su condición de anónima costurera de Andalucía hasta las más altas
cumbres del periodismo y las letras españolas, venciendo el dolor que laceraba
su cuerpo, haciendo de su prosa y de su verso un dulce canto de espiritualidad.